En el fondo de una cunca se descubren muchas cosas, los más poéticos dirán que se encuentra una flor, los más prosaicos hablarán del azúcar y la calidad del vino, los pesimistas verán una cunca vacía, los optimistas, sitio para verter más vino. Algunos querrán descubrir los secretos del universo y hay quién soñará con universos de vino.
Nosotros descubrimos una idea…
Como furancheiros practicantes que somos, surgió un día el pensamiento que toda persona tiene al menos 10 veces en la vida: “¿Cómo podría trabajar haciendo lo que me gusta?” Esto puede ser complicado si tu mayor afición es hornear galletas con la forma del Fary, pero cuando se trata de comer y beber… en fin, hay que reconocer que el público potencial se dispara.
Y así, entre taza y taza, raciones de zorza y tortilla, fueron surgiendo las ideas. Al día siguiente sólo recordábamos las dos primeras, aunque todo sea dicho, afortunadamente. Porque después de seis cuncas, alguna idea tardía habría llevado probablemente a una pérdida de la dignidad y reputación.
En estas circunstancias nace deFuranchos, cuyo nombre indica al mismo tiempo acción y estado. “¿A dónde vas?” “Voy deFuranchos”… “¿Qué haces?”, “Estoy deFuranchos”… De esa forma, como buen gallego, nunca se sabrá si vas o vienes, ni cuántas de vino te has tomado, aunque esto último puede comprobarse de otras formas que no son objeto de discusión ahora mismo.
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